domingo, 27 de diciembre de 2009

Populismo y Economía

La ciencia económica, para ciertos políticos, es una ideología más, por lo cual no habría inconvenientes en desconocerla completamente y aún así esperar resultados deseables. Buscan adaptar la economía a la política en lugar de adaptar ésta a aquélla. Respecto del populismo, Rubén H. Zorrilla escribió:

“Los más distintos populismos reposan en una concepción económica fundada en la noción de reparto o «distribución». Hay que sacar a los que tienen para dar a los que no tienen, por dos razones: porque los que tienen más lo han robado o, en el mejor de los casos, explotado a los que tienen menos (lo que a veces es cierto) y porque hay que ejercer la solidaridad social. Esta posición no admite que los que tienen más hayan creado riquezas antes inexistentes, o que sin su iniciativa y diligencia no hubieran existido. Postula, en cambio, que desde el poder se podrá crearlas” (De “Principios y leyes de la Sociología” – EMECE Editores SA – Bs.As. 1992)

Los gobiernos populistas aumentan notablemente los “gastos sociales” recurriendo casi siempre a la emisión de billetes. El circulante llega así a superar la disponibilidad de bienes existentes, lo que hace surgir la inflación. Luis Pazos escribió:

“La inflación es un aumento desproporcionado de circulante en relación con el aumento de bienes producidos. El aumento de circulante puede ser medido por medio de papel moneda, créditos o emisión de bonos o valores del Estado. El alza de precios es un reflejo de la inflación y no la inflación en sí”.

La necesidad de emitir billetes proviene de la mayor cantidad de gastos del Estado que supera a los ingresos (impuestos, principalmente). Jacques Rueff escribió:

“Si queremos evitar estos desórdenes, no hay más que un medio para ello: remediar la causa que los ha provocado. Y esta causa es siempre la misma: el déficit” (De “La época de la Inflación” – Ediciones Guadarrama – Madrid 1967).

En cuanto a los efectos de la inflación, se consideran los siguientes:

a) Alteración en la detentación de la riqueza: Favorece a los deudores a expensas de los acreedores; beneficia a los que tienen rentas variables y perjudica a los receptores de rentas fijas y asalariados.
b) Impuesto general: El nuevo circulante adquiere su valor a costa del circulante en poder de los particulares. La inflación es la forma más subrepticia que tiene un gobierno para disponer del ahorro del pueblo sin su consentimiento y sin necesidad de decretar nuevos impuestos.
c) Alteración de los recursos productivos: Por falta del cálculo de los costos y el clima de incertidumbre, muchas empresas dejan de producir y alteran su producción.
d) La escasez: Como consecuencia del aumento de la demanda y el consumo excesivo, por la prevención de nuevas alzas de precios, sobreviene la escasez.
e) Desanima y destruye el ahorro. A nadie le interesa ahorrar, ya que llega el momento que el índice anual o mensual de inflación se mayor que la tasa de intereses, en este caso se convierte en principio la frase: “ahorrar es perder, gastar es tener”.
f) La especulación en el terreno económico. Se entiende por especulación, la inversión hecha esperanzada en futuras alzas de precios. El especulador puede ganar mucho o perder todo. Especula quien guarda frijol en sus bodegas, esperando que el precio suba. Puede ganar si sube el precio o puede perder si se pudre el frijol o el precio permanece igual, en este último caso pierde, ya que gastó en almacenaje y su dinero estuvo inactivo. (De “Ciencia y Teoría Económica”)

En cuanto al proceso del caos monetario, Luis Pazos establece el siguiente cuadro:

1ª Etapa: Inflación = Emisión de papel moneda sin respaldo de bienes en el mercado
2ª Etapa: Inflación + Control de precios = Escasez + Mercado negro
3ª Etapa: Escasez + Mercado negro = Racionamiento y sistemas de colas
4ª Etapa: Pérdida total del poder adquisitivo = Regreso al trueque

Para el caso argentino, Roberto Cachanosky escribió:

“Salvo el caso de 2003, cuando la emisión monetaria fue muy fuerte pero digerida por el mercado dada la restricción monetaria de 2002, el resto de los años el circulante creció a tasas anuales de entre el 23% y el 28% anual. Para dar una idea de la magnitud de la emisión de que estamos hablando, entre diciembre de 2002 y diciembre de 2008 los pesos en circulación aumentaron 4,5 veces” (De “Por qué fracasó la economía K” – Editorial El Ateneo – Bs.As. 2009)

Una de las medidas que adoptan los gobiernos populistas, para encubrir la inflación, es el control de precios. Se supone que con ello se restringirá la excesiva ganancia de los productores favoreciendo a los consumidores de menores recursos, ya que el gobierno casi siempre culpa a los productores y comerciantes como causantes de la inflación. Al respecto Luis Pazos escribió:

“El control de precios es una de las políticas más antiguas de la humanidad y sus consecuencias siempre han sido las mismas; sin embargo se sigue utilizando, más por razones políticas que por conveniencia económica. El control de precios es la fijación unilateral y convulsiva de los precios por el Estado”.

“Si el precio fijado por el Estado es menor al del mercado, la oferta de ese bien disminuye. El bien controlado escasea. Comienza el sistema de colas y surge el mercado negro. Ejemplo: en la Alemania de la posguerra, debido a la escasez de la papa, producto básico de la dieta del alemán, se fijó un precio tope a ese producto para que las clases populares y con pocos ingresos la pudieran obtener. La consecuencia real de esa política económica, fue una mayor escasez de la papa, debido a que los campesinos prefirieron sembrar otros artículos que podían vender a precios mayores. Los únicos que comían papas eran los sectores de la población con muy altos ingresos y que podían pagar altos precios en el mercado negro, o quienes disponían de suficiente tiempo para obtener unas pocas al precio oficial después de esperar varias horas en una larga cola” (De “Ciencia y Teoría Económica” – Editorial Diana – México 1976)

Una de las formas de evitar las consecuencias mencionadas es otorgar un subsidio, desde el Estado al productor, para compensar las bajas ganancias o bien para compensar el aumento de los insumos necesarios para la producción, precios que todavía no fueron controlados. Una consecuencia adicional es la disminución drástica de inversiones para la producción de los bienes sometidos al control de precios. Roberto Cachanosky escribe:

“Si el BCRA (Banco Central de la República Argentina) emitió moneda ─como se hizo durante cinco años del kirchnerismo─ y el Secretario de Comercio controla los precios finales de determinados productos, el fabricante de esos bienes finales se encontrará con un techo para el precio de ventas de sus productos, pero no tendrá un freno en sus costos de producción. Es así como el Estado tiene que controlar «todos» los precios. No sólo los de determinados bienes finales, sino también los insumos que permiten fabricar esos bienes. En definitiva, tendría que controlar todos los precios de la economía, una política de imposible cumplimiento, que, cuando se la intenta, termina controlando la vida de los habitantes de ese país” (De “Por qué fracasó la economía K” – Editorial El Ateneo – Bs. As. 2009)

La falta de inversiones y de incentivos para la producción, luego de la aplicación de precios máximos y de elevados impuestos, tiende a destruir a los sectores productivos involucrados, tal el caso de la agricultura, la ganadería y la producción energética en la Argentina de los Kirchner.

La característica saliente de los gobiernos populistas es la “no creencia” en la ciencia económica, por lo que tampoco tienen en cuenta la simple ley de la oferta y la demanda. El Gobierno argentino pensó que era conveniente imponer una paridad alta para la relación peso-dólar, en lugar de dejarla fluctuar según el mercado y aceptar la paridad emergente. Veamos cómo se produce la oferta y demanda de dólares:

Oferta al mercado = Exportaciones + Ingreso de capitales

Es decir, ofrecen dólares al mercado quienes exportan y cobran en dólares, y también quienes traen dólares del exterior. Mientras que la demanda al mercado viene dada por:

Demanda al mercado = Importaciones + Egreso de capitales

Es decir, necesitan dólares quienes hacen compras en el exterior (importaciones) y quienes sacan dólares para llevarlos al exterior.

Supongamos que no hay ni ingresos ni egresos de capitales, por lo tanto “el resultado es que la oferta y la demanda de divisas quedarían limitadas al saldo del balance comercial, que no es otra cosa que la diferencia entre exportaciones e importaciones” (R. Cachanosky).

En épocas en que la soja tenía precios internacionales elevados, hubo exceso de oferta sobre la demanda, por lo cual el precio del dólar tendía a bajar. Recordemos que el dinero también sigue la ley de la oferta y la demanda.

Desde el gobierno, sin embargo, para mantener el precio del dólar alto, aumentó la demanda comprando dólares, que fueron destinados al aumento de las reservas de la Nación, pero tales compras fueron realizadas principalmente mediante emisión monetaria. Ello se debió a que “el saldo del balance comercial siempre fue sustancialmente mayor que el superávit fiscal medido en dólares”. De ahí que el aumento de las reservas no se estableció por medios genuinos. Roberto Cachanosky escribió:

“En efecto, el saldo positivo del balance comercial presionaba a la baja del tipo de cambio. La solución consistía en sostenerlo cobrando el impuesto inflacionario, es decir, emitiendo moneda, o bien mediante la fuga de capitales. La mayor demanda de dólares por fuga de capitales compensaría la mayor oferta por diferencia entre exportaciones e importaciones, evitando que el BCRA disparara la tasa de inflación. Con lo cual llegamos al ridículo del modelo. Para el kirchnerismo, el país estaría mejor si se fugaban los capitales, porque de ese modo evitaba el conflictivo proceso inflacionario. Esto implica que Kirchner debe haber descubierto una nueva teoría económica que rezaría de la siguiente forma: los países crecen cuando generan desconfianza y sus capitales se fugan. Un absurdo desde todo punto de vista”

Recordemos que la fuga de capitales, en la Argentina, fue de unos 43.000 millones de dólares en un lapso de 2 años. Podemos establecer una secuencia de las causas que llevan a una crisis en el caso de gobiernos populistas. Existen, desde luego, otros tipos de crisis económicos según cuáles leyes económicas se violen.

Secuencia:

Populismo → Gasto social desmedido → Déficit → Impuestos confiscatorios → Emisión monetaria → Inflación → Control de precios → Control de paridad dólar-peso → Caída de las inversiones → Fuga de capitales → Crisis económica y social