sábado, 8 de agosto de 2009

Causas de la crisis argentina

Mercado o planificación

Consideremos el caso de un país en donde existe un mercado de libre empresa. Como ejemplo, consideremos el mercado de un artículo en particular, como podría ser el de las heladeras. A ese mercado concurrirán, en un momento dado, diez empresas. Cada una proveerá de heladeras a un porcentaje de la población, o también se dice que cubrirá un porcentaje del mercado.

Es muy común el hecho de que una, o varias, de esas empresas, quieran dominar un porcentaje mayor del mercado. Ello las llevará a innovar, incorporando ventajas adicionales a sus productos. El resto de las empresas, si no proceden de una forma similar, realizando algún tipo de innovación, tenderá a perder su puesto en el mercado e, incluso, a desaparecer del mismo.

Se ha dicho que la economía de mercado es una “construcción destructiva” ya que la innovación de unos producirá la quiebra de los menos eficientes. Esto hace que el empresario exitoso sea visto como una persona perversa, pero no debemos olvidar que tal empresario sólo trató de cumplir mejor su función productiva y que es el propio público quien eligió comprar los productos de su empresa y dejó de lado los de otras empresas.

Vemos que este proceso del mercado es similar al sistema democrático de elección de autoridades. Es la propia gente la que, con su voto, elige a un político y no a otro, o con su dinero “vota” por un producto y deja de lado a otros. De ahí que no sea erróneo decir que la democracia va siempre junto a la economía de mercado.
Este sistema, sin embargo, a veces se distorsiona, por cuanto toda actividad asociada a la producción también está asociada al dinero. Así surge el capitalismo empresarial (por darle un nombre) en el que el empresario busca, por sobre todas las cosas, optimizar sus ganancias, antes que servir eficazmente al cliente. En esa ambición busca sus ganancias personales dejando de lado las ventajas de accionistas, empleados y clientes.

Otro tipo de distorsión ocurre cuando los accionistas, o inversores, buscan ganancias sin tener en cuenta la producción. Compran y venden acciones con una intención puramente especulativa, lo que da lugar al capitalismo financiero. Este tipo de distorsión es el que favoreció la crisis de 1929 como también la reciente del 2008. Esta vez el accionista piensa en optimizar ganancias dejando de lado las ventajas de empresarios, empleados y clientes.

A veces, los empresarios ineficientes, que no saben o no pueden realizar innovaciones, tratan de sacar ventajas, respecto de los eficientes, por medios ajenos a los permitidos por las reglas del mercado. Para ello se asocian a ciertos políticos que desde el Estado “eligen” quienes serán los ganadores y quienes los perdedores en la competencia del mercado, reemplazando de esa forma a la voluntad del consumidor. Se establecerán controles de precios, incentivos, subsidios, protecciones a la importación, etc. Este tipo de economía, ligada a la intervención estatal, es propia de los sistemas de tipo fascista. No sólo restringen la libertad económica, sino que tienden a interferir en todos los demás aspectos de la vida de los ciudadanos. En este caso, políticos, sindicalistas y empresarios ineficientes buscan sus ventajas en desmedro de los empresarios capaces, de los empleados honestos y de los accionistas.

Cuando el Estado no sólo controla la economía, sino que anula totalmente las reglas del mercado, incluso con la nacionalización de los medios de producción, estamos en el Estado socialista. Esta vez no son los consumidores los que elegirán y decidirán qué, cuánto y cómo adquirir bienes y servicios, sino que todo ello vendrá planificado por políticos a cargo del Estado.

Ya no tendrá sentido establecer innovación alguna, por cuanto no habrá ningún tipo de competencia. Por lo general, la calidad de los productos de una economía socialista será inferior a los de una economía libre. Esta falta de libertad de elección para la adquisición de bienes, será sólo una parte de la restricción de libertades individuales, ya que todas las decisiones de tipo social o cultural serán tomadas por el Estado, lo que conduce al Estado totalitario. No debe valorarse un sistema económico de producción y de distribución tan sólo por los rendimientos económicos que brinda, sino por la calidad de vida, asociada a aspectos tan esenciales como la libertad.

Si queremos sintetizar las causas de la severa y prolongada crisis argentina, podemos decir que se trata de una crisis moral que favoreció la existencia de gobiernos de tipo fascista, que se sucedieron revestidos con todo tipo de colores políticos o con todo tipo de uniforme militar, existiendo variaciones y grados de intervención estatal y de libertad individual.

2 comentarios:

epal dijo...

Bueno, en los papeles es muy bonito el razonamiento. Es un paradigma organizativo social muy coherente que Smith definió ya en el siglo XVIII.
En mi opinión personal es tan utópico como el comunismo.
Por ejemplo, te pongo algo que te va a hacer pensar. Pensemos totalmente en abstracto. Tomemos el caso de producción agropecuaria, para realizarla hace falta tierra. Un espacio de tierra, antes de ser descubierta por un ser humano, a quién pertenece? A la madre naturaleza? A Dios? Bueno, en lo concreto, a nadie.
Entonces, para comenzar una producción sobre esa tierra y sacarle rédito, alguien llámese un individuo o un grupo de personas tiene que poseerla. Qué define quién posee esa tierra en un primer lugar? El que la encuentra primero? El que tiene más poder para mantener su posesión (caso de las guerras por territorio)? Con qué derecho? Es justo?
Supongamos que ganó la tierra la persona o grupo que tiene la mayor capacidad bélica. Si yo sobre esa apropiación monto un negocio capitalista, con todas las reglas y el bonito cuadro que vos mencionabas, es justo que lo haga? No distorsiona esto el modelo de libertad de mercado ya de por sí?
¿Cómo se distribuye la tierra? ¿Qué es lo justo?
Ves como todo es más complicado que lo que Smith planteaba?
Lo que vos planteás como "distorsiones" no serán más bien cuestiones inherentes al modelo de libremercado?
Yéndonos ahora al otro extremo, para ser ecuánime, podemos ver las limitaciones que tiene el comunismo de corte marxista-leninista. El Estado puede estar en todo? Es humanamente posible tomar "de cada cual según su capacidad" y repartir "a cada cual según su necesidad" y ser equitativo y justo de manera perfecta? No creo. ¿Se puede confiar en que los manejos del estado van a ser transparentes y que ciertas figuras no van a tratar de buscar beneficios personales? Menos.
Creo que ambas corrientes ideológicas son bien intencionadas. Pero no creo que la respuesta esté en ninguna, si no en un amalgama de todo. El estado tiene que intervenir en lo que tiene que intervenir y liberar lo que tiene que liberar.
Ahora, ¿cómo definimos qué hay que intervenir y qué hay que liberar?
Ahí estamos en el tercer problema, hasta ahora todos problemas.
La salvación para mí? está en la ética individual. No hay otra.
Sea el sistema organizativo que se elija siempre va a estar mal, simplemente porque no considero humanamente posible una organización perfecta.
Pero a pesar de esto, pienso que debe primar UN criterio culturalmente validado del bien y el mal; lo correcto y lo incorrecto.
Weber hablaba de la ética protestante como motor del progreso, y creo que no estaba tan equivocado si vemos que en general los países más prósperos son los que tienen mayoría protestante.
No digo que haya que ser protestante o de otra religión determinada, simplemente que tiene que haber un componente de ética personal que se construye de manera cultural y que tiene que actuar en cada uno en la pequeña o gran esfera de poder que le corresponde tomar la decisión más bondadosa y justa con la cantidad de infromación de la que dispone.
Creo que esas "distorsiones" que mencionás se resuelven con ética personal. Así como creo que puede haber un buen sistema capitalista o comunista si sus funcionarios fueran perfectamente éticos.
También podemos problematizar el tema de lo que está bien y lo que está mal (alguno puede aparecer con Kant o cosas así) que también es válido, pero creo que hay cosas evidentes como por ejemplo, está mal recibir una coima. Está mal abusar de una posición de poder para beneficiar a familiares o amigos. Por ejemplo un soborno para que una empresa pueda contaminar y que perjudica concretamente a un comunidad es algo evidentemente malo, mire por donde se lo mire.

Bdsp dijo...

Estoy de acuerdo con lo de la ética individual para mejorar las cosas, pero, para hombres con poca ética, funciona mejor el mercado. Nunca el capitalismo produjo tantas víctimas como los millones asesinados por Stalin y Mao. Hay diferencias...