martes, 14 de julio de 2009

El síndrome argentino

Los economistas sabemos los perjuicios que generan en la economía las regulaciones, los precios máximos y mínimos, el ataque a la propiedad privada, etc. Todo eso lo sabemos. Lo que no sabemos es porqué los gobiernos establecen este tipo de medidas que son perjudiciales para el crecimiento económico. Dicho en otras palabras, los economistas podemos formular pronósticos sobre el resultado de ciertas políticas que adoptan los gobiernos, lo que nos falta explicar es por qué se aplican esas medidas. Qué es lo que lleva a los políticos a adoptar políticas económicas que conducen al fracaso y, en nuestro caso particular, por qué han insistido en el fracaso tanto gobiernos militares como civiles.

De tanto pensar en pequeño hemos hecho de la Argentina un país pequeño. Un país para unos pocos privilegiados. Esos pocos privilegiados son los dirigentes políticos que usufructúan el poder que les otorga el monopolio del Estado, empresarios prebendarios y dirigentes sindicales. El resto de la población sale todos los días a la calle a tratar de ganarse el sustento para su familia. Trata de ingeniárselas para vivir.

Para que Argentina mejore tenemos que pensar en grande, es decir, pensar en que podemos hacer un país que le brinde a los argentinos un marco en el que puedan desarrollar su capacidad de innovación. Pensar en grande es eliminar todas las trabas que hoy existen para que la gente tenga el deseo de innovar, invertir, arriesgar en nuevos negocios.

Nuestro país ha caído en manos de una cultura del resentimiento, impulsada por progresistas y populistas, quienes han hecho creer a la gente que ellos son los que tienen el monopolio de la bondad y que todo aquél que logra progresar lo consigue sólo exprimiendo a la población.

Argentina cuenta a su favor con una gran cantidad de recursos naturales. No tenemos que construir un país en medio del desierto o sin petróleo, gas ni campos para la actividad agropecuaria. Disponemos de una buena base para salir rápidamente adelante. Lo que tenemos que lograr es poner en funcionamiento toda la energía productiva de nuestros compatriotas reconstruyendo las instituciones que destruyeron décadas de políticos ineptos y corruptos. Que quede bien en claro: nuestra crisis es fundamentalmente institucional, de reglas del juego.


Por Roberto Cachanosky (De "El síndrome argentino" Ediciones B Argentina SA. Bs.As. 2006)

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